Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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Experiencias e ideas sobre grupos de reflexión efectuadas en congresos.... S. Radosh


EXPERIENCIAS E IDEAS SOBRE GRUPOS DE REFLEXIÓN EFECTUADAS EN CONGRESOS, COLOQUIOS Y ACTIVIDADES CIENTÍFICAS DEL CAMPO “PSI”
Incidencia de lo imaginario, lo simbólico y lo real en  grupos no preformados. Reflexión sobre el Psicodrama Psicoanalítico Grupal.  (I)

Silvia Radosh Corkidi 

 

RESUMEN
Haciendo un alto en el camino, presento una reflexión de nuestros trabajos en actividades científicas del campo PSI, con Grupos de Reflexión, para volver a pensar, qué es lo que hacemos, qué pertinencia tienen, qué se obtiene. Primero describo nuestro quehacer en esta línea, en grupos preformados en la Maestría en Psicología de Grupos e Instituciones de la UAM-X (Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco)  y enseguida tres experiencias con grupos efímeros convocados en los eventos antedichos, su desarrollo, análisis y elaboración. Ofrecemos nuestras concepciones sobre el Grupo de Reflexión y también de forma escueta sobre el Psicodrama Psicoanalítico Grupal. 
 
 
Introducción
Nuestro interés en la expresión y comprensión de los fenómenos inconscientes en los grupos y las instituciones nos ha llevado a proponer talleres de trabajo grupal (tipo “Grupo de Reflexión”) en eventos públicos tales como congresos, coloquios y también sin duda en nuestro trabajo en la docencia; ese interés hemos querido compartirlo en tanto pensamos en los beneficios que puede proporcionar el “darnos cuenta” en donde se encuentra nuestra “verdad” y todos los mecanismos que utilizamos para ocultárnosla, lo que nos desvía de lo que realmente nos proponíamos y/o “verdaderamente deseábamos”; en otras palabras aportar los “beneficios” (como decía Michael Balint) que nos ofrece la comprensión e intento de socialización de algunos referentes psicoanalíticos.


Breve reseña de trabajo con grupos preformados en instituciones de formación
En la docencia en la UAM-X, en los tres   niveles:  licenciatura,  maestría y doctorado, la propuesta de contar con un espacio de trabajo grupal, en el que se tenga la oportunidad de vivir activamente los fenómenos que se despliegan en los grupos, nos parece ineludible, con mayor razón si el área es “de grupos e instituciones”, la “enseñanza teórica” sobre los grupos y las instituciones resulta completamente insuficiente si los alumnos no pueden pasar por experiencias grupales, como bien dice Ana María Fernández “hacer del aprendizaje una experiencia activa de pensamiento” (Fernández 2002); el hecho de que todos estos alumnos se formen como investigadores, que realicen sus investigaciones en instituciones y comunidades con modalidades grupales, hace indispensable el atravesamiento por ellos mismos, de dicha experiencia; en nuestro recorrido por largos años, comprobamos su eficacia, además de ser enriquecedora la posibilidad de aprender a compartir las ansiedades, obstáculos, temores, dudas etc. que se despliega en esas situaciones, así como también aprovechar las diversidades y dar espacio a lo singular; ni qué hablar de que se trata de “intervenciones” ante las cuales debemos tener muy claro, qué promovemos, de qué forma, con qué objetivos, con qué marcos, con qué límites, poniendo en primer lugar la ética del que interviene, es decir el análisis y respeto a la demanda del grupo sin anteponer el “deseo” del investigador, volviendo a las palabras de Ana María Fernández “es imposible impartir alguna enseñanza sobre grupos sin atravesar experiencias grupales” (Fernández 2002), espacios donde nos es posible analizar la tensión de lo singular y lo colectivo en la dimensión no sólo consciente sino también inconsciente y para apoyarme una vez más en Anzieu, lo cito: “...nadie puede comprender los fenómenos psíquicos si no se encuentra personalmente implicado en situaciones en los que éstos son movilizados en forma intensiva y en los que la dinámica profunda puede ser esclarecida. Los aprendizajes se sitúan a nivel de los conocimientos o técnicas, mientras la formación concierne al sujeto a nivel de su ser en el saber, que es también el de sentir ser consigo mismo y con los otros. La formación no reemplaza a la enseñanza, del mismo modo en que tampoco una enseñanza puede equivaler a una formación...las leyes del proceso secundario son distintas de las leyes del proceso primario. Ser ‘psiquista’ supone la asimilación de ambos” (Anzieu 1978 p. 13).    Estos  grupos son conformados por la institución y tendrán un tiempo de vida determinado, una cotidianeidad con tareas específicas (de formación) en lugares también previamente determinados;  la especificidad témporo-espacial y la programación específica dará lugar a un tipo de grupalidad con características particulares de ese grupo, en esa institución, en ese momento histórico; ello no quiere decir que no haya espacios de libertad y de posibilidades de creación, que en buena medida se despliegan ampliamente en este tipo de talleres, y desde luego, cada grupo que se forma, en esa misma institución y con esas mismas características (programa, espacios, tiempos) será diferente; sus formas conscientes e inconscientes de organizarse, sus significaciones imaginarias, sus mitos, sus pactos conscientes e inconscientes , los juegos transferenciales diversos, el momento socio-político que se está viviendo (ya hemos señalado cómo la fuerza del afuera, se interna en el adentro del espacio grupal)  toda la producción y el movimiento del grupo, será diferente y encuentro  un pensamiento similar a esto, en De Brasi  quien cuestiona  una serie de nociones y generalidades que se han dado en las teorizaciones  acerca de los grupos, propone pensar en un “horizonte epistémico” diferenciándolo de “paradigma”, desatraparse de nociones que han rigidizado la comprensión mas ancha de lo que sucede en cada grupo, habla de diseñar “cartografías desechables”, mirar el acontecer y las invenciones singulares, generalizar los conceptos de intervención e implicación, para enfatizar las operaciones técnico-políticas, en fin nos dice: “Una enumeración de este tipo compone para mí un horizonte  [1] lo que se aleja de cualquier intento de captura cuanto más nos acercamos lingüística y extralingüísticamente a él. Y como la idea de horizonte es paradojal, solo podemos ensancharlo al acercarnos. Esa cercanía-lejanía indisociable es lo epistémico, ajeno, descreído de las <<vigilancias>> epistemológicas” (De Brasi 1997 p.47-48). Todo  esto nos abre caminos en el complejo estudio de los fenómenos grupales e institucionales, no sólo en su dimensión fenomenológica y aparente, sino en su dimensión inconsciente y socio-política, de ello hemos dado cuenta en algunas investigaciones anteriores  [2].
Trabajo grupal con grupos no preformados
Por lo contrario de los grupos preformados (como mostrábamos en los grupos de la docencia), en la propuesta de esta investigación se forma un grupo efímero, convocado por nuestra oferta, sin previa demanda y eso es precisamente lo que levanta una serie de interrogantes:
A.         ¿Qué respuesta hay a esa oferta?
B.         ¿Cómo es que las personas se animan a agruparse con desconocidos y en un ámbito donde lo “racional” (presentación de trabajos teóricos, conferencias magistrales, etc.) impera?
C.         ¿El grupo se conforma como tal?
D.         ¿Qué se obtiene con ese trabajo, tiene algún sentido?
E.         ¿Qué pertinencia tiene?
F.         ¿Los referentes teóricos del psicoanálisis grupal sirven de guía y pueden ser aplicados?
G.         ¿Otros referentes teóricos colaboraron?
H.         ¿Se produjo algún descubrimiento?
I.         ¿Se dan situaciones de sufrimiento?
J.         ¿Fue una experiencia que dio placer y conocimiento? 
 
Intentaremos desarrollar y responder a estos cuestionamientos presentando dos experiencias a detalle y comentando una sin puntualizarla. 
 
 
Metodología
 
Con el deseo de no seguir reiterando mis ideas, pero respetando a los posibles, imaginarios lectores de este trabajo, espero que resalte desde la introducción los referentes teóricos que me sustentan, aclaro entonces que estoy atravesada por diversos saberes incompletos que se entrelazan en mí, que me conforman y que  guían mi práctica y mi “lectura”, no por ello no sorprendiéndome ante lo nuevo y/o diferente. Esos saberes remiten a la teoría psicoanalítica llamada individual (Freud, Melanie Klein, Lacan, Winnicot, Bion, etc.), la teoría del Análisis Grupal, que surge del primero, (con los autores que fueron desarrollándolo en Inglaterra, en Argentina, en Francia, en México, etc. como ser Bion de nuevo, Foulkes, Ezriel, Pichón-Riviere, Pavlovsky, De Brassi, Ana María Fernández, Anzieu, Kaës, Pontalis, Bejarano, Margarita Baz, Jose Antonio Carrillo, Walter Laborde, la que suscribe, etc.) articulando otros referentes teóricos filosóficos, sociológicos, lingüísticos, poéticos, cuya lista sería muy larga de nombrar, pero podemos señalar algunos predominantes: Marx, Durkheim, Althusser, Lévi-Strauss, Lourau, Foucault, Castoriadis, Saussure, Benveniste, Barthes, Derrida, Guattari, Raymundo Mier, Deleuze, Neruda, García Canal, etc.
En escritos anteriores, desarrollo el contenido de lo ahora sólo nombrado, pero en la pertinencia de este trabajo, hablaré algo específico sobre los grupos y también sobre el “psicodrama psicoanalítico”, ya que expongo ejemplos versados en esta teoría y técnica. 
En los grupos encontramos subjetividades que se entrelazan alrededor de fantasmas individuales, fantasmas originarios, imagos , significaciones imaginarias comunes, convocados por el deseo de saber de sí mismos, nuestros deseos, sometimientos, sujetados a nuestras pulsiones y prohibiciones propias y sociales (yo ideal, ideal del yo, super yo)  y tal vez frente a una cierta esperanza de que frente a mayor conocimiento de lo que nos habita, mayor fuerza frente a los obstáculos e inclusive menor sufrimiento y ampliación de autonomía. La constitución de nuestra psique se da con un otro, un Otro y varios otros, el Otro contiene la cultura, los valores, las normas, la ley, las formas de regulación social, los ideales, los prejuicios, y todo esto se pone en juego en el trabajo grupal; como propone Margarita Baz: “darle la palabra a la diversidad de sujetos colectivos que habitan en nosotros y otros, desconocidos, que podrían habitarnos” (Baz, M. 1998).  Los mecanismos de identificación y proyección se despliegan con toda amplitud, fenómenos especulares frente a los otros, lazos libidinales, convergencias y divergencias permiten la producción de lo llamado “discurso grupal” contenedor de metáforas, sueños, lapsus, chistes, mitos, ideologías, significaciones imaginarias instituidas e instituyentes, lo que permite en cierto grado el levantamiento de la represión y cierta luz sobre nuestros procesos internos posibles de compartir con los otros, a través del fenómeno de re-sonancia, lo que vuelve a tomar significado (aprés-coup), vuelve a “sonar” en el otro y por el otro y entonces en mí. Como bien dice Raymundo Mier:
“Reflexionar y actuar sobre sí mismo parece inherente en la confrontación del hombre con su propia imagen, (y en los grupos se da la posibilidad de ‘mirarnos’ en los otros no sólo en la dimensión especular, imaginaria, sino en la dimensión simbólica)  [3] con su propia finitud, con el régimen siempre presente de los decaimientos e impulsos arrebatados de un cuerpo condenado a la experiencia de su propia imposibilidad, de los límites de su tiempo, condenado a atestiguar el conflicto entre su necesidad de inteligibilidad y el eclipse y fatiga de sus capacidades. Los arrebatos de la percepción de sí, de los otros, del entorno se conjugan con la sensación de placer que surge como un momento de aprehensión del sentido ante la mirada del sujeto volcado sobre sí mismo. Reflexionar, pensar sobre el mundo, ha sido también, intrínsecamente, pensar sobre sí mismo; actuar sobre el mundo ha sido desde el primer instante actuar simultáneamente sobre sí mismo”. (Mier 1998; p. 8).
Esto es algo de la propuesta de un taller tipo “Grupo de Reflexión”, donde se ofrece un espacio de escucha de sí mismo y de los otros en búsqueda del re-conocimiento de algunos sufrimientos y obstáculos en el tema que el taller propone. El grupo de reflexión es una modalidad que surgió a partir de los grupos operativos, que no sigue todos sus lineamientos, si propone una tarea convocante, no trabaja necesariamente con observador, pero si en co-coordinación, las intervenciones de los coordinadores pueden darse en cualquier momento del proceso grupal, no hay un trabajo de interpretación francamente psicoanalítico, pero si señalamientos orientados psicoanalíticamente, cuando ello es necesario, es decir, si se piensa que al grupo pueda servirle. En palabras de Ana María Fernández intentar “que lo invisible opere visibilidad, lo impensado se vuelva enunciable” (Fernández 2000). Decíamos en un trabajo anterior:
“Cuando hablamos de campo grupal, estamos pensando en un  espacio de aconteceres de subjetividades explícitas e implícitas (atención), que se entrecruzan, se anudan, se enredan se desenredan; en un contexto socio-histórico específico, y por tanto, también institucional; y que dan lugar, a  una serie de manifestaciones diferentes, a las que podríamos observar a nivel del sujeto singular. Deseamos subrayar, que cuando decimos aconteceres “implícitos”, estamos apuntando a lo no dicho expresamente, pero que está ahí, y por lo tanto estamos tomando en cuenta la dimensión de “lo inconsciente” y su manifestación y circulación  en los grupos. Quiere decir que no sólo observamos y escuchamos los hechos aparentes, lo “manifiesto”, lo “consciente”, sino también los fenómenos inconscientes que se dan en los grupos y que los organizan y desorganizan. No sería este el espacio para poner en discusión que es eso de “lo inconsciente”, pero podemos decir -un tanto burdamente-, que es la dimensión oscura, desconocida (y en algún lugar, conocida), del sujeto, dimensión de lo imaginario, lo creativo, los fantasmas, nuestros monstruos, etc. De tal forma que nuestra noción de subjetividad, apunta a esa dimensión, que aún siendo oscura, se  manifiesta de múltiples maneras; al decir de Freud, en los lapsus, los actos fallidos, desde luego los sueños, los síntomas, los chistes, las fantasías, o sea finalmente todo el campo de lo imaginario, expresado a través del lenguaje, o sea de lo simbólico”.  [4] 
Andamos “tras las huellas de la subjetividad” como el excelente libro colectivo que así se titula, subjetividad singular y colectiva y su entrelazamiento, su empalme, su anudamiento: “Lo colectivo y lo singular son dimensiones de la subjetividad –con sus correspondientes manifestaciones en la acción y prácticas sociales- que no se sostienen en la inercia; antes bien, se despliegan en tanto son construidas y recreadas. No se excluyen sino que tienen la capacidad de potenciarse mutuamente. Una singularidad –sujetos individuales o plurales- sería muy pobre si insistiese en ser idéntica a si misma. De similar manera, las formaciones colectivas no tendrían sustento en la homogeneidad: no hay ‘juego’ creativo sin la tensión de la diversidad” (Baz, M. 1988). Esto es lo que se despliega en los “Grupos de Reflexión” y probablemente en todo tipo de agrupamiento que contenga deseos comunes, tareas a cumplir, respeto por el despliegue de la diversidad, espacio y tiempo determinados como lo decíamos anteriormente y el deseo de los coordinadores (debo subrayar que para que un grupo pueda trabajar, es indispensable que los coordinadores deseen la existencia de ese grupo, sin lo cual no habrá grupo posible, o se trabajará precariamente) de escuchar todo eso y colaborar a una comprensión más allá de lo manifiesto. El sustento principal además de los referentes teóricos, es la llamada metodología cualitativa, Lidia Fernández en su  artículo “La subjetividad: opaco objeto de conocimiento” nos plantea claramente los diversos retos que nos presenta el estudio de este complejo tema: “Uno de los retos mayores para los investigadores de la subjetividad es, tal vez, prepararnos para alcanzar una escucha y observación abierta a cuestionar los imaginarios tanto personales como sociales hegemónicos, tratando de aprehender las diferencias y singularidades de los actores sociales, sin censuras y prejuicios. Pero es preciso que nos despojemos del temor a quedar marginados por extraños, o poco consistentes dentro de la comunidad científica. No es tarea fácil, supone una cualidad pensante y un largo aprendizaje de desprendimiento narcisístico. Tal vez por ello los poetas o los literatos que no tienen que dar cuenta de su producción científica a nadie (salvo tal vez a sus interlocutores internos... llámese super yo, censor etc.), son los que anticipan siempre elementos centrales del enigma complejo de la subjetividad (como bien nos lo anticipaba Freud)” (Fernández, L. 1988).
A continuación voy a plantear una cita un tanto larga de un trabajo anterior mío, en el que desarrollo una cierta conceptualización del “Grupo de Reflexión”, tratando de clarificar, que es lo que hacemos cuando hablamos de tal tipo de grupo:
 
"GRUPO DE REFLEXION"
El “Grupo de Reflexión”, es un dispositivo creado con la propuesta de meditar acerca del proceso grupal, ansiedades, conflictos, obstáculos, en la grupalidad misma, y en su atravesamiento institucional. Se pretende considerar y hasta donde sea posible, dilucidar, descifrar, algunos de los fenómenos inconscientes que circulan en los grupos, que en parte promueven su rica producción, y en otra, pueden obstaculizar sus objetivos. Los referentes teóricos que lo apoyan, son la teoría psicoanalítica, el análisis institucional, las conceptualizaciones foucaultianas acerca del poder,  las castoridianas sobre el “Imaginario Social”, y desde luego los aportes actuales de la lingüística. Está emparentado con los “Grupos Operativos”, los “Grupos de Formación”, e incluso con los “Grupos Balint”. Reiterando, la distancia entre unos y otros, se da básicamente en la estrategia; es decir en el encuadre, en la participación de los coordinadores, y en lo específico o inespecífico de los temas a trabajar. Lo que los relaciona, es básicamente los referentes teóricos en que se sustentan. Se ha polemizado acerca del tema “Tarea”, de los Grupos Operativos”, pues ha sido ampliado y sabemos que la “tarea inicial”, es el motor de arranque de lo subsecuente, en ese caso, se puede pensar que todo grupo trabaja alrededor de una “tarea”, aunque esta sea tan indeterminada, como ser : “pensemos acerca del grupo”; donde se irá distinguiendo la “tarea manifiesta” de la “tarea latente”.(Debo aclarar que este intento de conceptualizar las características del Grupo de Reflexión es de la autora que escribe este ensayo). El Grupo de Formación se aleja un tanto más, pues realmente la propuesta es mucho más indeterminada, se propone “asociar libremente”, y plantea una serie de “reglas” más cercanas al encuadre psicoanalítico.
El “encuadre” del Grupo de Reflexión (las reglas que lo organizan, el tiempo, el espacio, él ó los coordinadores), debe dar la contención necesaria para lograr un espacio de confianza, donde puedan desplegarse los discursos singulares, plurales, y divergentes, de las múltiples subjetividades y sus interrelaciones y donde los señalamientos o interpretaciones, no sean tomados en niveles persecutorios, sino como temas a pensar, siempre hipotéticos. No hay temas que se consideren “no pertinentes”; idealmente debe confluir la demanda de los participantes, con el deseo del coordinador de trabajar con y para el grupo. [5] Si surgen temas muy personales, serán trabajados en el contexto grupal, y siempre como representantes del “portavoz”, o el “porta-palabra”; eso será con todo el “material” que surja en el grupo; los sueños, las metáforas; etc. En esto se separa de los grupos terapéuticos, donde aún cuando la mayoría de las interpretaciones sean dirigidas al grupo, se permite y se busca desanudar la historia personal. Este encuadre deberá ser estable y rigurosamente respetado: fijar el espacio, el tiempo de duración de la sesión (que generalmente podrá ser de hora y media, ó dos horas, salvo alguna propuesta de trabajar un tiempo prolongado: la llamada “sesión larga”); establecer el tiempo de duración del grupo y la secuencia (generalmente una vez a la semana). El número de integrantes, preferentemente debería ser no más de 12, se puede trabajar, con más integrantes, pero el grado de dificultad, aumenta. El grupo puede ser coordinado por una persona, si tiene un largo recorrido teórico y experiencial, sin embargo sabemos que es de gran valía, trabajar en co-coordinación; en éste caso, no tiene uno el rol de coordinador y el otro de observador, sus intervenciones serán paralelas, cuando lo consideren pertinente. En esto se separa del Grupo Operativo, (al menos el “clásico”), y del Grupo de Formación. Es importante señalar, que se incluye en el trabajo grupal, las técnicas del Psicodrama  Psicoanalítico”. (Radosh, S. 2000).
Algunas notas sobre el Psicodrama Psicoanalítico
El psicodrama psicoanalítico tiene –por así decir- tres fuentes de origen, una la psicoanalítica, otra el psicodrama clásico (Moreno) y la tercera, los desarrollos del Análisis Grupal. Del psicodrama “clásico” se utilizan sus técnicas, que a su vez se fundamentaron en el teatro clásico, (soliloquio, cambio de rol, doblaje, puesta en escena, etc.), no así su teoría. Hay diversas líneas de trabajo en  el psicodrama psicoanalítico; aquellas que de principio a fin de las sesiones, se trabaja psicodramáticamente, pero que incluyen la verbalización y simbolización de lo vivido, y aquellas en se combina el trabajo discursivo, la dramatización y la elaboración verbal y simbolización de lo dramatizado. Esta última constituye nuestro referente,  contiene algunas reglas mínimas de funcionamiento:
        La escucha del desarrollo discursivo grupal
        Pensamiento en escenas de ese discurso
        Propuesta al grupo de elección de la escena más representativa (resonante) del grupo.
        Elección de los personajes que dramatizarán la escena elegida (de preferencia lo elige el portavoz de la escena, puede ser compartido por el grupo y por los coordinadores)
        Encuadrar el “escenario” (la sala de la casa, un aula, un café, lo ad hoc para la escena).
        Realizar la dramatización (cuya duración dependerá del propio  tema y de la fuerza que exprese, si ella disminuye o aumenta de forma importante la angustia, o se pasa al acto –por ejemplo a los golpes- el coordinador la suspende, se trata de “actuar” no de “pasar al acto”, en otras palabras, moverse en el campo imaginario fundamentalmente, no en el real).
        Al terminar el despliegue de la escena propuesta el paso siguiente indispensable e ineludible,  es poner en palabras  lo más que se pueda lo “sentido y pensado”, esto se propone hacerlo desde el personaje que se representó (si actuó de padre, de niño, de maestra, etc.), primero los que actuaron y después los que solo “vieron” la escena, quienes aún no habiendo “actuado” directamente en la dramatización viven fuertes implicaciones, sobre todo por los fenómenos de resonancia y el verbalizar todo lo que sintieron y pensaron, permite elaborar lo vivido  dejando para el final el o los comentarios de los coordinadores. Será también de importancia reflexionar sobre la mirada en los grupos, los mecanismos de identificación [6] y proyección y los posibles encuentros de la “otra escena” subyacente a la escena propuesta en primera instancia, es decir, entramos a la dimensión simbólica. Esto es parte de la diferencia con el psicodrama clásico, en donde mayormente importaba la “catarsis” y no la elaboración de lo vivido. Para esto es fundamental contar con el tiempo suficiente, cuando se propone dramatizar.
¿Que función cumple la inclusión de técnicas dramáticas en el trabajo grupal?
Nos permite con mayor amplitud y profundidad, el despliegue de la dimensión imaginaria, es decir, la capacidad creativa, mito-poética que apoya por lo tanto la expresión de lo inconsciente y así, de la subjetividad singular y colectiva; se facilita el camino hacia las escenas e ideas latentes, con lo que se favorece la toma de conciencia de oscuridades singulares y grupales (por los altos niveles de resonancia y reverberación que se obtienen); en otras palabras se da con mayor fuerza la posibilidad de apropiarse de lo que ahí estaba, pero no lo veíamos, se logra mayor visibilidad de lo que parecía invisible; todo este trabajo contiene sí, momentos de alta tensión, pero también de gran placer, pues se ofrece un espacio lúdico, que generalmente los adultos no se dan y sabemos que el juego no sólo abre los caminos de la invención y creatividad, sino que al mismo tiempo (y tal vez por lo mismo) permite levantar la represión (como el chiste) y acercarnos más a nosotros mismos, perdiendo el miedo a lo que podría pensarse como algo terrible, pues también el compartir con otros nuestros fantasmas, u organizarnos alrededor de un fantasma individual, o de una imago, abre pasos hacia nuestras huellas. Excede a este trabajo seguir ampliando nuestras reflexiones sobre este tema, propondré en la bibliografía escritos que lo suplan, pero pienso que con la exposición de la dramatización de la experiencia que aquí relato, algo de todo esto se hará visible. 
  
Experiencias
 
· La primera experiencia que realizamos en un evento público fue en octubre de 1995 en el 7º. Congreso Mundial de Terapia Familiar, “Terapia Familiar: Mitos y Realidades”. Guadalajara, Jalisco. Propusimos un “Taller clínico-vivencial: Análisis de la Contratransferencia en el Terapeuta Familiar y/o de Pareja”, en co-coordinación con el Dr. Walter Laborde Casanova.  [7] Fue de gran interés, pero desafortunadamente nos robaron el portafolio en el que teníamos todo el material (fue muy sorpresivo) y por eso solo daré algunas referencias. La demanda fue importante, habíamos propuesto como máximo 15 integrantes y finalmente aceptamos trabajar con 18 personas. En este caso propusimos trabajar con la modalidad “Escenas temidas del coordinador de grupo”  [8] por un tiempo de 3 horas. Se realizó de inicio una ronda de presentación en la que pedimos incluyeran la escena más temida en su trabajo con familias y/o pareja y posteriormente elegiríamos la que al grupo le pareciera de mayor interés y más convocante, más resonante. Así se hizo y se dramatizó, siguiendo los pasos de la modalidad mencionada, logrando pasar de la escena manifiesta, a la resonante y a la consonante, (recuerdo infantil) con lo cual se logró que la persona (portavoz del grupo) llegara a una comprensión mayor de su “escena temida”. Las interrogantes del inicio de este trabajo, contienen signos mayormente positivos, sí se conformó un grupo de personas desconocidas entre ellos y con los coordinadores; tenían gran interés en trabajar su contratransferencia y sus obstáculos; la oferta entonces del taller tuvo buena demanda; se logró un clima grupal solidario, epistemofílico, cálido; se dieron señales de angustia frente al advenimiento de la escena infantil traumática, pero hubo contención adecuada de parte de los coordinadores y del grupo, y se logró un acercamiento al contenido inconsciente de la persona que trabajó su propio tema, así como una familiarización de todo el grupo con lo sorpresivo que resulta acercarse a algo desconocido (inconsciente ó preconsciente) y en algún lugar conocido, de uno.
· La segunda experiencia tuvo lugar en el XV Congreso de la Federación Latinoamericana de Psicoterapia Analítica de Grupo (FLAPAG) y IX Congreso de la Asociación Mexicana Analítica de Grupo, A.C. (AMPAG), realizado en Zacatecas, Zac. (México), el 17, 18 y 19 de Octubre del 2002, con el tema eje: “Los Grupos y la Salud Mental en Latinoamérica”. En él propusimos la lectura de un trabajo teórico: “La institución desde la mirada psicoanalítica” (publicado en TRAMAS 21 UAM-X) que tuvo lugar en la Mesa Redonda Simultánea 8: “Ética, instituciones y salud mental”; una de las metas a lograr con la presentación de este trabajo era que se conociera nuestro pensamiento y forma de trabajo, para aquellos que quisieran trabajar en el Taller que también ofrecimos (posterior –en día y hora- a la lectura del trabajo mencionado): Taller “Grupo de Reflexión”; objetivo: “Investigar juntos qué representaciones tenemos de las múltiples instituciones que nos habitan”. Cupo: mínimo 6-máximo 15 participantes. Duración: 4 horas.
En este caso nuestra oferta  también obtuvo gran demanda, al grado que quedaron personas sin poder asistir, lo que nos habla en principio del alto interés que parece darse en la gente,  por preguntarse a si mismos sobre sus procesos internos y de su deseo de compartirlo con otros, es decir en un espacio grupal. A diferencia del grupo de la primera experiencia, se dieron subgrupos de personas conocidos entre ellos y algunos con quienes habíamos trabajado en épocas anteriores (concretamente en los “Grupos de Formación” de La escuela grupal de León Guanajuato LEGRAC), es decir había vínculos previos y entonces, situaciones transferenciales establecidas, que fueron tomadas muy en cuenta; otros que provenían de la Escuela de Psicología de Zacatecas y otros más desconocidos entre sí y con nosotros, en total fueron 18 integrantes al inicio y 19 en el transcurso, ya que la joven que tenía la función de “ayudante” se fue integrando al trabajo hasta participar como una más del grupo. Se enfatizó el encuadre anunciado, y se pidió se presentaran incluyendo algún tipo de reflexión acerca de la tarea propuesta, aclarando que el objetivo principal era la búsqueda de representaciones inconscientes de las instituciones que nos habitan. El conocimiento previo con varios de los integrantes, (que se hizo manifiesto al grupo) habla de una transferencia positiva anteriormente establecida, lo cual no impidió que el grupo se conformara como tal alrededor de la tarea, misma que pareció sorprenderlos “a mí me sorprendió la pregunta” [9] (esto pudiera ser tomado como un portavoz del grupo que indicaría algo del alto interés-curiosidad de la demanda).
Se habla de “habitar instituciones y ser habitados por ellas”; significantes comunes fueron: la institución familiar, instituciones escolares e instituciones de trabajo.
 
Resalta el sufrimiento y las huellas imborrables de la institución familiar: “haber pertenecido a dos familias como de Romeo y Julieta, son las que más problemas me han causado”; “en lo familiar me habitan mis padres, es una institución que me habita como hueco, mi papá es adoptado y eso es un hueco” (¡) “religión mormona, católica y budista, todo eso me habita”; “La novela familiar es un lugar de la ilusión muy placentero, pero en lo real lleno de agujeros”; “la institución familiar me ha dado todos mis prejuicios y por más análisis me siguen habitando”; “mi familia de origen determinó lo qué estudiar, donde trabajar y conocí el sutil encanto de la burocracia y luego pugnar contra ello, por eso estudio ahora psicología”; me habitan mis padres y sus familias, pienso ahora si me habita la unión de ellos en la institución pareja, mi madre es muy blanca, mi padre muy moreno y representan instituciones unas de asistencia, una de alta paga...”; “la familia de origen dejó un vacío, por quitarles la lana cuando murieron, me quedé sin hermanos”; me habita mi familia de origen y la religión católica, mi padre murió, mi madre tiene enfermedad terminal, estoy tambaleando”; “mi familia de origen y la religión, hice mi primaria en internado, me sentía Anita la huerfanita y rechacé todo lo que ahora aprecio de mi religión...”; “mi familia primordial porque de ellos se desprende todo”; “En mi familia se sacrifican mucho...”.
 
Predomina en el “ser habitado por la institución familiar”, el significante “absoluto”, la influencia de lo familiar es total, de ella se desprende todo, dicen, en un tono más bien acusatorio y en varios casos se habla de estar llenos de vacío, paradoja interesante, que aluda tal vez a estar llenos del deseo de los padres, pero no del de ellos mismos. Se confirma también lo que planteaba Freud en relación a la formación del superyo proveniente del superyo de los padres, los abuelos, los ideales colectivos y el esfuerzo por salir de lo marcado que pareciera ineludible e imborrable.
 
La otra institución que “los habita” es la escolar entretejida con la laboral:
“Las instituciones educativas me han dado satisfacciones y sufrimiento”; “Pugna entre habitar y ser habitado, a veces duele y a veces es placentero, a veces es publicable, a veces no, tiene que reprimirse, presenté un trabajo y me lo perdieron” (pienso que esta persona pudiera ser portavoz de lo que no puede decirse en un espacio así, lo “no publicable”, y al no tratarse de un espacio terapéutico, no lo puntuamos); “la Universidad de la que ahora soy maestro, me hizo pensar cuando ustedes hablaron de ponerse la camiseta” (se refiere a la conferencia que dimos hablando de la identidad imaginaria que se desarrolla en relación a la institución de pertenencia); “lo escolar y lo laboral se hacen una mezcla de dos lados que se entremezclan, he aprendido más de las gozosas que de las dolorosas”; “UNAM, Bellas Artes, Teatro, IMPPA, AMPAG, centro de medicación, tal vez se pueden perder las otras, pero esta no, me habitan en el sentido que me dan seguridad, pero temor de que las pueda perder en cualquier momento, se pueden desaparecer y me pregunto si son demasiadas, me habitan en el sentido de pérdida”; (nos parece importante esta expresión de “múltiples identidades imaginarias” dependiendo de la pertenencia a la institución, y al mismo tiempo la angustia de pérdida que se da al no sentir esas instituciones como “inmortales, imperecederas”, lo que rompe la “continuidad” imaginaria que ofrecen, siendo que somos seres “discontinuos” (Bataille)  lo que da fuerte sufrimiento institucional por lo que ofrecen que es incumplible, como bien dice Kaës.) “Instituciones de mi formación que ya no existen pero que me siguen habitando positivamente, el sufrimiento en las instituciones se me dio en CIJ y CAPI, la muerte me orilló a dejarlas, ahora me voy más a la vida, proyectos con adolescentes” (ejemplo del sufrimiento con algunos espacios de trabajo que deberían ser temporales, si no, el costo es muy grande); “hubo conflictos, incertidumbres en mi trabajo fuerte sufrimiento, pero al mismo tiempo el apoyo que me han dado...” (en este caso observamos el atravesamiento de la ambivalencia tan frecuente que se da en los lugares de trabajo, donde resulta difícil valorar que es más fuerte si el sufrimiento o el apoyo). Surge un discurso que impacta al grupo y que podríamos calificar como emergente: “El tormento que me provoca la educación especial, donde el problema no son los niños sino los conflictos entre el personal, los padres de familia y los maestros, por la destrucción que se identifica con todo lo que trata, nos volvemos psicóticos, somatizaciones, sordomudos; diario faltaban dos personas por enfermedad: úlceras, gastritis, suicidios, accidentes; esa destrucción que puede generarse más entre la gente que con los niños; un psicólogo se suicidó y otro quedó lesionado y deficiente mental; en el sindicato me dicen que no renuncie, que es una seguridad, si ‘quedan mal’ les damos sus cheques”. El grupo se dispersa, hay ruido, movimientos sin fin y los coordinadores intervienen diciendo que este planteamiento provocó angustia y la ambivalencia estalló en fuerza motriz; hay un momento de reflexión y un compañero dice “es una película que vemos en muchas instituciones, me gustaría entrarle”; el tema produce resonancia y en este momento “entra” al grupo la chica que cumplía funciones de “ayudante” planteando su interés por la “educación especial” y su deseo de saber acerca de los niños autistas; se suma otro compañero que plantea que  su esposa se “comprometió” con el autismo. Como es nuestro estilo, al principio habíamos propuesto que después de la primera ronda se elegiría una escena en la que todos o muchos, se sintieran representados o identificados, siendo entonces este tema el elegido para  dramatizar.

Desarrollo de la dramatización
 
Escenario: Escuela de Educación Especial
Personajes: Ellos se propusieron, la mayoría como niños con problema, una directora, una maestra de problemas de lenguaje, un maestro, una pareja padre y madre, y un delegado sindical. Voy a especificar los problemas que eligieron para representar, pues nos resultó impactante (a los coordinadores; elemento contratransferencial que nos sirvió en parte de guía):
Niña sordomuda de 8 años
Autista de 6 años
Ciega de 8 años
Ciega
Autista
Sordomudo
Problemas de aprendizaje
Problemas de aprendizaje
Sordomudo
Problemas de audición
Paralítica cerebral
(Las edades imaginarias propuestas fueron entre 8,  11 y 12 años, fluctuando las edades cronológicas de los participantes entre 23 y 45 años).
 
1ª. Escena:
 
Se inicia desde la “directora “ quien habla de la misión de la institución de forma rimbombante (caricaturesca), los empleados se quejan de que se les paga muy poco, trabajan mucho, son víctimas, están desesperados; los padres solicitan que el psicólogo haga algo con ellos, quien dice que no le han pagado, alguien dice voy a hacer la comida; ah! Yo le pago. El clima emocional es tenso, difícil; no se llegó a gran cosa.
 
2ª. Escena
Propusimos otra escena que evidentemente se sugería; generalmente detrás de la primera escena está otra escena de mayor significación (como lo subrayamos anteriormente) que acerca más a las ideas latentes, la enunciamos y fue aceptada con gran entusiasmo: actuar los personajes de los niños; cada uno eligió su personaje (enlistados anteriormente),  el clima emocional fue intenso y muy productivo, difícil de transmitir pues eran múltiples las acciones, enredadas, intensas, de juego, risas, peleas, todos los niños sentados en el suelo jugando por subgrupos, la directora tratando de poner algún orden, la maestra, el psicólogo, el representante sindical, no sabían qué hacer. Pasamos al siguiente momento de las dramatizaciones con orientación psicoanalítica, que es el intento de enunciación de cada quien sobre lo que sintieron y pensaron, transmitiré parte de ello:
Directora: “a mí en lo particular me causó extrañeza y me decían no nos grites! Nunca tuve tanta gente tan  conflictiva, y vi lo que me habita, el sutil encanto de la burocracia.
Niña: Yo me sentí muy a gusto de que G. se brincara la norma (coordinación señala: te sentiste identificada con su enojo como roca, como tronco –por la fuerza que desplegaba ‘el niño’-).
Niña: fue un lugar de frustración y ansiedad  porque así no se llega a nada.
Niña: estuvimos contagiados de la enfermedad de los niños. (Uno de los significantes centrales).
Niño: no poder resolver enajenándose sólo protestando, manteniendo el caos.
Maestra: yo como maestra me sentí apoyada por el representante sindical. Es un buen lugar ser director pero no en este caso (como los pobres reyes de que hablaba Freud en Totem y Tabú que eran tan golpeados y asediados por quejas y dificultades tan grandes que ya nadie quería ser rey, pues aquí el poder –paradojalmente- era más bien motivo de sufrimiento y asedio).
Niño: yo me sentí muy bien, tenía tantas ganas de hacerle algo como lo que me hicieron a mí (este es el portavoz de la escena, director del plantel); hay gente valiosa y buena onda, pero sólo me acordé de dos o tres y son 38! Me acordé en cada momento que atemoriza a los compañeros, descargué bastante, saqué muchas cosas.
Psicólogo: yo como psicólogo entré recién llegado al ambiente institucional. Voy a intervenir y la directora me dijo que no!
Directora: me llamó la atención que K me dijo ‘qué guapo está el psicólogo’ (coordinación: el erotismo al servicio de la destrucción).
Niño: sí y con culpa.
Niña: yo tuve mucha ansiedad con la directora, por qué no se le ocurre algo diferente, era chinga y chinga y nadie con dignidad; hay que irse de allí.
Delegado sindical: yo no pude acercarme a la directora, pero tenía seria dificultad para pensar (coordinación: ataque al pensamiento; recordando a Bion).
Psicólogo: en juntas así se da ese caos y se hace un complot; G (el portador de la escena) hablaba por todos, veía como goza de hacerlo, sin conciencia de que estaba gozando.
Niña: se sentía ese nivel de placer
Coordinación: todos se metieron “hasta las cachas”, qué fácil se calentó la cosa, no hubo mucha necesidad de ocote.
Niño sordomudo: yo no sabía como ubicarme porque he trabajado con esos niños, entonces he desarrollado mucho el oído y me puse tapones para sentirme más como sordomudo y quedé en medio de puros empujones. En estas personas se pierde la capacidad de asociar, de soñar, los maestros  y terapeutas que trabajan este tema, no hay palabras, no hay simbolización. Cuando G. saca las canicas me sentí mejor y empecé a dar golpes, qué pasaría si como psicólogo me quedo sordo o mudo! (Temor de identificarse con los niños discapacitados y/o proyecciones de las propias incapacidades)
Niña ciega: yo como niña ciega tuve dificultad para no ver, le pedí a ella que me ayudara, llévame a comer, vamos a jugar; le contaba que el maestro no me pegaba.
Coordinación: Podríamos pensar porqué querríamos esa patología, porqué elijo ceguera o sordo mudo o las que eligieron.
Niña ciega: primero tenía la ilusión de que me fueran a rescatar y así yo rechazara, pero nadie me tocaba, me abandonaron bárbaramente.
Niña autista: primero me sentí mal por el caos y entonces me gustó mi papel, con el psicólogo me sentí como perro, me gritaba: pensé mejor me quedo adentro en el jueguito de empujones
Niña sordomuda: Yo la elegí porque no tenía ganas de hablar y me sentí niña y me agarré a jugar un juego de niña.
Niña ciega: yo pasaba muy desapercibida, yo no la veía y ella no me escuchaba
Coord. Parecía una película de sordos, mudos y ciegos.
Psicólogo: A mi me encanta el trabajo de estas instituciones ¿porqué disfruto estar en esas situaciones? (Pregunta importante que apuntaría a acercarse a alguna toma de conciencia).
Niño sordo: Yo hipoacúsico lo prefería a ser director, ni a chingadazos, estoy de vacaciones.
Niño sordo:¿y qué temor flotante habrá, qué pasa si me quedo sordo? (Otra pregunta importante en vías de pensar lo que dramatizaron)
Niña paralítica cerebral: Cuando regañaban a Mar.. a mí me dolía. Había mucho caos, en lugar de ser contenedores los profesionistas eran como barrotes. (Frente a tanto sufrimiento hay que estar tan duros como barrotes).
Coord. ¿Y en algún lado nuestro, en estas condiciones, no quisiéramos volver a los tiempos anteriores de Pinel? Se dio otro erotismo al servicio de la destrucción, el delegado protegiendo al personal pero de forma corrupta. En este caso se podría pensar la erotización como supuesto básico de apareamiento.
Vámonos a tomar! Se vuelve lo cotidiano, predomina mucho el alcohol, relaciones de pareja. Negocios corruptos, te vendo en la quincena para que me pagues, como tú me debes no trabajo; la maestra lo que hacía era cobrar la tanda.
Coord. Se dieron algunos mecanismos esquizoides: Omnipotencia, pensamiento mágico, identificación proyectiva, negación, manía o hipomanía. ¿Estarán funcionando según la posición esquizo-paranoide?
Sí, porque se pasó al caos y si esto se cronifica se cierra la institución
Yo estoy inmerso en la institución de niños con dificultades, los maestros no saben qué hacer, la institución tampoco; también tengo un hijo que le cuesta mucho aprender está en terapia hace mucho.. (Intento de relacionar su objeto de trabajo con su problema personal).
 Relación de maestro, padre, director, psicólogo. . Problema fuerte con maestros que golpetean a sus alumnos, fobias.
A mí me dieron ganas de vomitar.
Coord. Será importante reflexionar en la transferencia-contratransferencia con el objeto de estudio.
Los pacientes farmacodependientes van inoculando como las vacunas, temor al institucionalizarme convertir mi consultorio e irme incapacitando por quedar inoculado.
Sí nos proyectamos
La institución sin proyecto. (Esto es importante, pues la institución no funciona sin proyecto y sin ideal).
Coord. Parece que una ansiedad que debemos mantener a raya es la edad que tenemos. No tenemos una vacuna contra el paso del tiempo; la idea de la muerte es intolerable, impensable, (dimensiones de lo real) pero no quiere decir que no esté ahí. ¿Porqué identificarse tan intensamente con esos niños? Tal vez es una identificación narcisista de salvarse.
En cuanto a las instituciones que nos habitan y las que habitamos, es inevitable que pertenezcamos a alguna. Pensaba en eso de “por la libre” pero no es tan libre, porque como está lo que se deposita en esa institución, es de ida y vuelta, que parte es la de cada uno, cual la colectiva y cual la institucional.
El lugar del padre con la idea de que la institución lo va a hacer normal. El padre tiene el poder, no sólo nos deja al niño como basurero.
Estos niños retrasados sólo tienen madre; en 17años ví dos o tres padres; la herida recae en las madres que son abandonadas después de tener estos niños. ¡Educación especial, no me gusta!
Coord.: Tener un hijo que pega al narcisismo de los padres, de los psicólogos, genera mucho coraje, consciente o inconscientemente pensamos que vamos a tener hijos perfectos, sin fallas.
El grupo quiere saber de los coordinadores de tú a tú. Me he topado con personas que tú aquí vienes a aprender, eres el alumno y yo el maestro.
Coord. Decía Freud lo mejor que sabes no se lo puedes enseñar a tus hijos; Melnie Klein empezó enseñando todo lo de la sexualidad a sus hijos; pero como bien sabemos hay tres profesiones imposibles, gobernar, educar, psicoanalizar. Parece que estamos batallando con el filicidio; la”solución” del padre es que el niño se muera y se deposita en la institución contenedora de la locura, por eso se le necesita con tanto ahínco. En lugar de llegar el mesías (el hijo “colmador” del narcisismo de los padres) llegó el verdugo. 
 
Análisis de los hallazgos del discurso grupal
Encontramos  muy diversos y amplios temas, en tres horas y media (casi cuatro) de trabajo intensivo con este grupo. Lo específico del tema a investigar deja muchos cabos sueltos que seguiré trabajando, como ser: la institución familiar de origen y actual , la escolar y la laboral, cada una da para bastante más; debo subrayar que todos o casi todos los integrantes del grupo habían escuchado la ponencia que presentamos en el mismo congreso, la que contiene reflexiones desde la mirada psicoanalítica sobre la institución, abordando “el sufrimiento institucional”; esto probablemente dio cabida a la rica producción del grupo; en otras palabras se sintieron con posibilidades de hablar de lo “negativo”.
Nos pareció relevante lo que se pudo descubrir, que como mucho de lo inconsciente, “estaba ahí pero no se veía”:
1. El problema mayor del trabajo con niños discapacitados, que provoca una gran sufrimiento e impotencia, es desplazado inconscientemente hacia las relaciones laborales con pares y con autoridades; no se quiere reconocer la dimensión del problema mismo y se desplaza (mecanismo inconsciente trabajado por Freud como uno de los “obreros del sueño), esto da un enorme ruido y confusión en dichas instituciones; parece ser que terminan por ser discapacitadas ellas mismas, y produce diversos síntomas tanto colectivos, como singulares (enfermedades psicosomáticas, fuertes resistencias al trabajo, violencias institucionales y personales, incluso suicidios) y síntomas institucionales, pues se planteaba la dispersión, la falta de proyecto, la confusión de roles, la falta de pago (factor al que se añaden mecanismos estatales de falta de presupuesto para este tipo de instituciones), la ausencia de un ideal y de un proyecto firme y claro que proponga la institución.
2. Junto con el mecanismo de desplazamiento se da la negación y transformación en lo contrario, al grado de “preferir” identificarse con dichos niños (claro que en cada persona habrá características específicas, singulares que “promovieron” la elección del personaje, pero ese trabajo no era pertinente realizarlo en este tipo de grupo; de todas formas si se propuso que cada quien podría seguir pensándolo de forma singular), que mirar el grado de angustia producida por ese tipo de trabajo en donde la impotencia es grande, y el “peligro” principal sería que surgieran las fantasías destructivas hacia ellos, cuando conscientemente lo que surge es lo opuesto: se “identifican” con ellos y dan su tiempo y esfuerzo; con ellos “no hay problema”, los conflictos conscientes se expresan entre los compañeros de trabajo y con las autoridades y la propia institución, no por ello queremos decir que no haya “conflicto” en esos órdenes, pero el conflicto mayor, nos parece es con el objeto de estudio y tal parece que el grupo pudo “mirar” y pensar todo esto. Algunos comentarios finales del grupo parecen mostrarlo:
“¿Como tan rápido se puede llegar tan profundo?”; “Yo por mi parte les agradezco a todos el chance y la oportunidad... el grupo siempre es generoso, sobre todo cuando uno se atreve a hablar, yo lo he aprendido”.
3.- Se les sugirió trabajar cada quien por su cuenta y en un espacio propio lo transferencial hacia sus objetos-sujetos de estudio, poderse preguntar ¿que situaciones infantiles de esas familiares que enunciaron, se “re-editan” en la situación de trabajo actual?
 
·        La tercera experiencia fue en el PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS DE IMAGINARIO Y HORIZONTES CULTURALES, en Cuernavaca Morelos, el 8 de mayo del 2003. La invitación hecha al público en general realizada en formato aparte decía:
Se invita al Taller de Reflexión:
LOS IMAGINARIOS QUE NOS HABITAN
Una perspectiva Psicoanalítica
Coordinadores: Dr. Walter Laborde Casanova
                          Dra. Silvia Radosh Corkidi
Objetivo:
Indagar los múltiples imaginarios que nos habitan, explorando cuales nos ayudan en nuestra producción y creatividad y cuales resultan un obstáculo en la realización de nuestros proyectos, bienestar y alegría.
 
Tiempo de Trabajo: 3 horas
 
Participantes: mínimo 10, máximo 20.
 
Acerca de la metodología
El Grupo de Reflexión es un dispositivo que intenta que sus integrantes accedan a la observación y vivencia de los mecanismos de defensivos que obturan y/o distorsionan la aprehensión del objeto de estudio y de sí mismo. Ayuda a discriminar el pensar del sentir y a desanudarlos, para luego enlazarlos nuevamente de manera más armónica y efectiva.
 
Se incluyó en este documento, un currículum abreviado de ambos coordinadores.
 
Desarrollo del Taller
Se inscribieron 20 personas, 16 mujeres y 4 hombres; empezamos buscando un espacio más adecuado (más intimo) para nuestro trabajo; no encontramos algo “ideal”, pero en fin...  lo realizamos en un espacio de la biblioteca. Hubo cuatro miembros conocidos de la coordinadora (lo cual contratransferencialmente puede ser “tranquilizador” frente a tantas miradas nuevas, desconocidas, ya que las ansiedades iniciales en la situación grupal, se dan en los miembros y en los coordinadores. Como todo trabajo con grupos, nos fue sorprendiendo por un lado, la entrega de la gente y por otro lo que brincó como problemática mayor. Al inicio “comprendieron” la consigna algo así como: qué te ayuda y qué te estorba de los imaginarios que te habitan; algunos ejemplos:
“Me ayuda y me estorba ser doctora, en mi país nadie se fija, acá tienes que ser doctora”
“Me ayuda mi profesión, me estorba la burocracia de la administración y la estupidez universitaria”
“Mi actitud de apoyar y resolver problemas ha originado dependencias...”
“¿Quien soy? mujer en búsqueda interna, un ser trabajando en voluntad y conciencia; en mi imaginario algo que tengo en pro y en contra; creo que esa búsqueda está a favor y en contra”
“Me gusta experimentar, me molestan las reglas, me chocan, a veces las rompo y me da gusto; algo que imagino que me puede ayudar y perjudicar es ser solitaria”
“Tengo un hijo chiquito y otro adolescente; yo creo que lo más importante es la pasión; querer comerte al mundo entero; siento el corazón muy apurado con el amor, con la alegría, la tristeza, la pasión me da miedo y me apasiona”
“Siento que mi problema es la sexualidad, no encuentro mi identidad, quiero estar más alegre, soy el depravado del grupo”
“En mi imaginario pienso que no vale la pena hacer las cosas si no las haces muy bien y dejo de hacer cosas y me paralizo, porque pienso que las podría hacer mejor; tengo parálisis y perfeccionismo”.
“Me voy reflejando, soy optimista, yo creo que la sabiduría más profunda la obtenemos de nuestros errores, soy apasionada, me entrego, a veces me olvido de mí misma; y soy apasionada del orden, de la armonía; todo pongo en orden, por el contrario tengo una hija que es todo un desorden”
,
 “Veo que he tenido varias identidades, esposa, madre, ama de casa,  (menciona varias profesiones afines), ahora me defino así: tradicional y transgresora, a la vez con los hijos soy más tradicional, en esas ando, reestructurar al mundo”
 “Me consideran muy amiguera pero soy tímida” (alguien dice, jugando con las palabras “temida”)            
“Lo que yo me imagino me causa muchos problemas, culpas y temores soy muy apasionada, demasiado entregada y siento abandonados a mis hijos. (éste es el tema que va a predominar, resonando en los demás); Me ha ayudado ser emprendedora, me identifico con (nombre de una integrante), tiendo a ser perfeccionista y dejo de hacer cosas”.
“Me identifico con todo; me ayuda mi carácter de mediadora en el trabajo y en la familia, pero en realidad no quiero serlo”
“También me identifico con todo, soy muy pasional, me voy de boca, me permite disfrutar aunque me dañe mucho...”
“Algo bueno y algo malo, soy demasiado tolerante, ha sido muy bueno, pero ya no”
“Imaginarios que me habitan es el futuro, me inquieta mucho qué va a pasar, no me veo madre y profesionista (en tal institución)”
“Me cuesta pensar en mis imaginarios, no me había puesto a pensar, creo que camino con la razón porque me asusta que andan en puro imaginario, como en otro mundo, no quiero irme con una serie de creencias, hay cosas en las que creo profundamente y me hacen caminar y no las pienso mucho. Muchos rasgos que han dicho yo me identifico y digo ah! Eso también y lo otro también y no puede ser! Soy el mayor y tengo la carga del proyecto familiar “(presenta temor al encontrarse en los otros, ante sus identificaciones, siendo el dispositivo efímero, no lo investigamos, y tampoco fue significante central, pensando desde el grupo, aunque su última frase resulta importante).
             “Encuentro fuerza en los alumnos, me gusta su alegría, su juventud, me molestan las exigencias (de tal institución), cuando no son académicas, me quise ver en un espacio de discusión, de intercambio de ideas” (En este integrante también se observó temor a entrar en el campo imaginario).
             “Me surgieron varios imaginarios y se convirtieron en obstáculos y posibilitadores: mi espíritu confrontativo, nihilismo, no creérmela, mi extrema displicencia, lo dejo para después, pero me ha impedido cosas y al final sentirme que estoy fuera de lugar, a destiempo en ciertas situaciones que me ayuda ver cual es el mejor lugar, pero me ha permitido ver más cosas”.
 
Coordinación: Se aprecia alta responsabilidad, culpa, nivel de exigencia al grado de la perfección; un imaginario de que la mayor responsabilidad se da al hijo mayor y un conflicto entre debo ser y me gusta a no me gusta y los hermanos menores jode y jode, ¿es sometimiento?
 
“O extrema tolerancia, o hipocresía”
Coord. Hubo un ser tan apasionado que cuando le daban una bofetada, ponía la otra mejilla; cuanto quedará de místico, de religioso que nos sigue habitando; otro tanto lo que ha quedado en nosotros de una madre ideal perfecta siempre a disposición, sacrificada, renunciante a sus deseos de superación en la ciencia, en las artes, o en cualquier otra disciplina, ser “buena madre”, debe ser madre abnegada, asexuada y objeto parcial, para el joven niño demandante e insaciable, voraz, en un sentido canibalístico.
Un significante que también resonó, fue “lo pasional” “Tengo dudas, yo usé la palabra apasionada y se dijo pasional y eso es más sanguinario, lo apasionado es intenso, lo pasional lo veo más desbordado”,  y en parte por eso pensamos en esta imago de madre asexuada; o frente a dudas sobre su sexualidad, un integrante se nombra “el depravado del grupo”, u otra integrante que relaciona su placer con el “desbocamiento y el hacerse daño”.
Ahora al escribirlo, pensamos que la culpa tan sobresaliente podría ser en parte la transformación en lo contrario de la bronca, la agresión que podría surgir, frente a este mandato en parte social y en parte intrapsíquico, desde el propio narcisismo; acá tenemos un puente de articulación entre los ideales colectivos que remiten a los “ideales sociales” y los ideales singulares; con Castoriadis podríamos nombrarlos como una significación imaginaria social predominante, por supuesto instituída.
 
Se dan una serie de discusiones acerca de la medicina, la psiquiatría, y lo bueno de tener espacios como este para poder hablar y compartir y no “utilizar químicos”, antidepresivos y de pronto surgió un emergente de una integrante quien llorando planteó una fuerte controversia entre cumplir su deber o irse con un familiar enfermo; todo el grupo trató de convencerla, de que primero era su familia; se realizó una dramatización en la que unos representaron las voces del deber ser (las voces del superyo)  y otros las de indagar su deseo; la integrante concluyó: “lo que emergió es: no puedo, no soy capaz de consolarla, me siento impotente; una de mis identidades es el no puedo; no puedo acá pues hubo problemas que se salieron de las manos y tampoco puedo allá”. Un resto más de la omnipotencia infantil que anhela la perfección y el cumplimiento de todos los deseos hacia “su majestad el bebé”; resulta que no podemos con todo; en este caso se apreció que el conflicto era otro y no tanto el irse y/o cumplir con su deber institucional (de nuevo encontramos el mecanismo de desplazamiento). A partir de este emergente resonaron diversas imagos maternas (que fueron principales organizadores del grupo):
Madre protectora
Madre abandonadora
Madre gallina
Madre sacrificada
No-madre
Madre VS. Profesionista
Finalmente todo confluía en el descuido de sí mismo, y en un ideal narcisista de poder con todo, frente a un problema social actual para la mujer que es la escisión entre ser mujer profesionista o simplemente trabajadora, es decir integrada al cuerpo social de trabajo y producción, y mujer cumpliendo con su deber maternal; se decía por ejemplo:
“En esta cultura la maternidad está exaltada, no puedes dejar de ser madre, porque te tachan de lesbiana o de ‘odia-niños’ y cuantos años tienes y ya para cuando...”
“Si he abandonado a mis hijas”.
“Yo también abandoné a mi hijo, pero tiene 13 años y mide 1.65; me dijeron te vas a arrepentir de dejarlo; qué sucede con el entorno”.
“Ha cambiado el concepto de madre, he intentado que mi hija sea autosuficiente, y ella me dice cuando estás muy ocupada estás menos encima de mí!”.
“Culpa que no había pensado, tengo un bebé de dos años y me dieron una beca y no podía dejarlo de dos años y no puedo pensar que por él, dejé mi sueño, es mi vida, fue mi decisión”.
 
Es importante señalar, que el “abandono” del que se hablaba era por su presencia en el coloquio (una semana), lo cual habla por sí sólo del engrandecimiento imaginario de la culpa y subrayar que no sólo eran mujeres nacionales sino también extranjeras, dato a seguir pensando por un lado como problemática psicosocial frente a los cambios que se han dado en la mujer, pero que aún no están resueltos, y por otro frente a la presencia inconsciente de ambivalencia, restos de aquella ambivalencia infantil inevitable, dada esta  característica humana, que mejorará en la infancia desde que se comience a reconocer que la madre no es un objeto parcial, omnipotente, sino una persona total y deseante (aunque dividida), tal cual lo describió Klein en las fases más avanzadas de su teorización y a la que denominó “posición depresiva”. 
Hacia el final del taller les pedimos su opinión sobre el trabajo realizado, transcribimos algunos de sus comentarios:
“A mí me parece muy interesante”
“A pesar de que era algo irreal salen cosas interesantes”
“¿Cual puede ser el efecto en nuestro actuar con los demás de darles lo mejor nuestro?”
“Qué es lo que uno no está queriendo ver, cuales son esos imaginarios que no te van a gustar, pero hay que verlos porque tienen efectos”
“Fulana es admirable hago un reconocimiento y eres un ejemplo, te ganas lo de Dra. Porque has luchado”
“Yo me pregunto si estoy o no interesada en apoyar a mis alumnos”
“Qué tanto me conozco yo, qué tanto he trabajado en mí para conocerme; no puedo dar lo que no tengo”
“Buscamos nuestro bien, pero no siempre buscamos bien”
“Qué imaginarios tengo; soy capaz o no soy capaz; gracias!”
“Indagar más acerca de su ser; estos talleres son necesarios, me preguntaban porqué me interesaba Freud y el psicoanálisis; el imaginario se usa para muchas cosas...”
“Es un espacio también para depositar angustias...”
 
Pensamos que fue un trabajo enriquecedor en tanto dejó una serie de interrogantes entre los miembros que tal vez les permitirá replantearse algunas de sus certezas que en realidad les causan dolor, culpa, angustia y una serie de malestares cotidianos. También en este grupo confirmamos el deseo de las personas por trabajar con sus imaginarios, por compartirlos y dilucidarlos. Resaltan los mecanismos de identificación y resonancia, que generalmente organizan los grupos, los subrayamos en el texto por lo mismo; se expresaron varios otros significantes que con otro dispositivo y mayor tiempo, podrían haberse trabajado; pensamos que predominó el conflicto de ser madre y mujer trabajadora por ser mayoritario el número de mujeres (16) y de los 4 hombres, dos (tal vez por ser minoría) no tuvieron la disposición de “entrar en el campo imaginario”, y probablemente también en ellos el fantasma organizador de la imago materna, [10] no resonó suficiente en ellos, o resonó “demasiado” y tuvieron que abstenerse.
  
Consideraciones finales
Las preguntas enunciadas al inicio de este escrito, pensamos que se responden positivamente: sí hay alta demanda a la oferta del taller a pesar de ser espacios de “trabajo racional y secundario”; se conforma efectivamente un “grupo” alrededor de la propuesta convocante, las personas que asisten se “unen” por su interés en el tema anunciado; es por lo tanto pertinente y el “sentido” del trabajo lo da los “descubrimientos” a que llegamos que parecen abrir pasos, facilitar el continuar explorando la relación entre los conflictos intrapsíquicos, intersubjetivos e institucionales. Sin duda, volvemos a confirmar que los referentes teóricos del psicoanálisis nos sirven de guía y pueden ser aplicados en situaciones no terapéuticas, aunque tuvieran algún efecto terapéutico; por cierto que también otros referentes teóricos colaboraron, como ser las significaciones imaginarias castoridianas, que incluyen la posibilidad de analizar el momento institucional y el momento político, que no abordamos acá (pero sí en el grupo) por no ser pertinente, pues implicaría hablar de la institución en que se realizó el taller y eso no nos fue solicitado, como tampoco les pedimos su autorización para “publicarlo”. Si se dieron ciertas situaciones de “sufrimiento”, ansiedades, que pudieron trabajarse y fueron experiencias de juego, de placer y de conocimiento colectivo.

BIBLIOGRAFÍA
 
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